Mi casa tenía un manto de rosas....
Que cuando el rocío regaba sus pétalos
Desprendía sus dulces
fragancias
Para acariciar los caminos de mis sueños
Su lozanía transmitida en vivos colores
Era el orgullo que tenía nuestra pérgola
Porque en ella se acunaban las fantasías
Bajo las sombras de la tarde
Un gran patio cubierto de rojas baldosas
Adornaba un aljibe donde los duendes vivían
Y sobre él unas parras con racimos de uvas
Emborrachaba los ojos de quien las veía
Una sala comedor con
un hogar en el medio
Ambientaba el estar, dejando afuera el invierno
Vitrinas con copas vacías esperaban dormidas
Los días de brindis donde ellas otra vez vivían
También estaban los libros derramando ciencias
Novelas y poesías era el pasado unido al presente
Que tendía un puente al mundo de la imaginación
Donde los sueños y la magia surgían al leer el amor
Un fondo cubierto con arbustos y una piscina
Era el lugar donde se despertaban las aves
Trinando con su alegría, cuando el amanecer
Iluminaba sus nidos
En ella quedaron grabadas las voces de mis hijos
Corriendo y jugando porque tras sus muros
Reinaba la paz, la inocencia y la ausencia del mal
Hoy la casa está vacía ya todos han crecido
Y se han ido a su nuevo hogar
Un cartel de venta asomado en sus puertas
Me despide con los sueños de mi pasado
Y dándole las gracias por esas vivencias
Enfrento la esperanza de un nuevo camino
Sin poder dejar en mi adiós…Unas lágrimas
Porque en ella,
también quedo mi juventud
Eduardo Nieto Mújica