La conocí un día cuando la tarde caía
Sus ojos refugiaban ilusiones queridas
Y en su calida voz se oía el eco lejano
De una hermosa tierra llena de melodías
De su corazón abierto salían los latidos
Donde la esperanza y la fe de su cuerpo
Reflejaba como la luz de una bella luna
El espejo de su alma
Hoy mirando el mar…
En una brisa la recordé y al contemplar
Las olas que llegaban pensé que ella
En otra orilla recordaba también aquella vez
Eduardo Nieto Mújica