Deje mis latidos en las manos de tu alma
Para que coseches el amor que sembraste
Una noche donde las sombras del silencio
Se abrieron para que tú vieras mi corazón
Donde errante buscaba…
En el encanto del cielo la luz de una estrella
Que me revelara el camino donde el destino
Guardaba el brillo y el color de la esperanza
Y fueron tus ojos, tu piel y tus labios rojos
Donde el sabor de tus besos encendió la llama
Que ilumino el umbral donde estaba el sendero
Con el fulgor de tu alma
Eduardo Nieto Mùjica