Un silbato de un tren
En la distancia…
Estremeció mi soledad
Cuando su agudo sonido
Llego a mis sentidos…
Despertando en mi
corazón
Aquellas palabras dormidas de tu voz
Cuando entrelazadas a las mías
Entre besos y caricias
Se acunaban con nuestros suspiros
Bendecidas por el amor
En un instante, la
magia
De los pensamientos
me llevo
De nuevo a tu lado
y mirando
Los paisajes de nuestro pasado
Vi aquellos destellos
de luces
Que en el cielo reflejaban
Los rojos matices de nuestra pasión
Encarnada
Y cuando me pregunto
En que estación…
Del destino te
quedaste?
Siento una voz que
me dice:
¡Señor, Señor ..., el café que me pidió
Desconcertado lo
mire y volví a la realidad
Aunque mi alma aún seguía contigo
En el silbato de ese tren
Eduardo Nieto Mújica