Eran las diez de la noche, cuando
Exuberante y bella abriste el portal
De un mundo, donde
encendidas
Velas, dibujaban siluetas mágicas
En un entorno lleno de ensueños
Como una cascada de magia, tu pelo
Se deslizaba sobre
tus hombros
Para que la ansiedad de mis manos
Felices lo
acunaran con suaves caricias
Tus ojos iluminados por la calidez
De tu corazón… reflejaba en tus labios
El refugio que aguardaba mis besos
Como melodías para el alma
Y fascinado con el perfume de tu cuerpo
La cordura de mi mente… claudico
Ante el llamado del amor y la pasión
Y entre suspiros de armonías
Compartí los rocíos de la noche,
En el universo, de tus frescas lavandas
Hasta la llegada del amanecer
Eduardo Nieto Mujica