29/9/15

LA MAGIA DE UNA NOCHE...



Con la esperanza iluminando mi corazón y con las ilusiones del alma, partí hacia a una ciudad, donde la iba a ver por primera vez.

Llegue al aeropuerto cerca de la medianoche, un taxi, me llevo al lugar donde había quedado para encontrarla, era un hotel con vista al mar.

Entré y sentí que había cruzado el umbral de la magia, fui a la conserjería, para anunciar mi llegada y al preguntar por ella, me dijeron que todavía no había llegado,  que podía esperarla en el salón del bar.

Me dieron la llave de una habitación y me quede esperándola en ese lugar,  que alguien con un acertado  gusto, lo había decorado con sillones de estilo y luces de colores tenues,  que armonizaban, con una suave música, la serenidad de su estadía.

Pero el deseo de verla, empezó acelerar mis latidos, al ver que  los minutos pasaban… mis pensamientos empezaron a llevarme por un torbellino de emociones.

Mientras en mis manos, dos cubitos de hielo, en un vaso de whisky,  se diluían ligeramente,  por el movimiento de mi ansiedad, que se acrecentaba  cada vez más, en el interior de mi ser.

Un espejo, atrapaba mi imagen y me mostraba, esa inquietud que mi cara reflejaba, de repente…. oí una voz…era una bella mujer que  hablaba, con el conserje, será ella, me pregunte?

Se acercó y fascinado por su presencia, me dijo discúlpame me retrase, en ese instante… sentí como un arco iris, de ella se desprendía  y llegaba a mi corazón con luces de esperanzas, que con una suave brisa de  fragancia, cautivaba también el refugio de mi alma.

Nos dimos un beso,  como dos amantes que habiendo cruzado las distancias, abrían las puertas de su vida, como lo hacen los pétalos al llegar la primavera.

Nos sentándonos en uno de los sillones  y sin mediar palabras, oímos la voz del corazón  que nos hablaba, nuestros brazos, como las alas de dos aves marinas se unían, para emprender juntos un vuelo de fe,  hacia un nuevo horizonte.

Sus ojos en comunión con los míos, alertaban todos nuestros sentidos….e hipnotizados en ese lugar  donde la magia vivía, sentíamos que los mimos, nos  acariciaban  con melodías de suspiros.

Esperando que el alma,  iluminara los portales de nuestro ser, para que la pasión, llamara a los gladiadores del espíritu, para que encendieran, con nuestros besos, la llama ardiente que tiene el amor.

Con la exaltación,  de nuestro ser,  llegamos a la habitación, como dos navegantes que arribaban a una playa, llenos de ilusiones y fe para amarrar las barcas  de nuestros cuerpos.

Dulcemente acaricie sus sienes y  deslizando sobre sus hombros, el largo de su cabello, en su boca encarcele mis labios.

Y en la suave danza de nuestros besos, empezó el desvarío a darle fuerzas a la cordura, que en una sedentaria travesía  iba por la vida, buscando el rumbo de su destino.
Su cuerpo y el mío al unísono vibraban, atravesando un mar bravío que había despertado, la pasión de sus esencias dormidas.

El canto de los latidos, exaltado por las fuerzas del amor, al ingresar en los espacios que domina el silencio, arrió su agitada palpitación y en medio de melodías de suspiros, la pasión volvió al remanso del alma.

De pronto una luz  invadió mis ojos, era la llegaba de otro día,  mire mi entorno, ella no estaba y todavía  fascinado, pude comprender que en el encanto de un sueño, mis sentimientos la habían encontrado.

Abrí las ventanas y respirando las fragancias de mis rosas, le di las gracias a Dios, por la magia que tiene la vida y me fui al mar a oír el canto de sus corceles blancos

Eduardo Nieto Mujica