A solas con mi corazón,
escucho la voz
De sus latidos y con los ojos del alma
Ilumino mis pensamientos…
Para partir hacia el refugio
de su amor
Amarro mi cordura,
en un puerto de silencios
Y con la barca de mi espíritu, me hago a la mar
De mi desvarío, respirando brisas de ilusiones
Para llegar al muelle de sus brazos abiertos
Y desembarcar en el edén,
de su pasión
Los suaves pétalos de besos… que traslado
A bordo de mí ser
Impregnados por el canto de amor que me dejaron
Los corceles blancos…
Para encender la esperanza,
en sus labios rojos
Eduardo Nieto Mujica