11/5/19

LA MAGIA DE LA VIDA



LA MAGIA DE LA VIDA 


Con la esperanza iluminando mi corazón y con las ilusiones del alma, partí hacia a una ciudad, donde la iba a ver por primera vez.

Llegue al aeropuerto cerca de la medianoche, un taxi, me llevo al lugar donde había quedado para encontrarla, era un hotel con vista al mar 

Entré y sentí que había cruzado el umbral de la magia, fui a la conserjería, para anunciar mi llegada y al preguntar por ella, me dijeron que todavía no había llegado, que podía esperarla en el salón del bar.

Me dieron la llave de una habitación y me quede esperándola en ese lugar, que alguien con un acertado gusto, lo había decorado con sillones de estilo y luces de colores tenues, que armonizaban, con una suave música, la serenidad en su estadía.

Pero el deseo de verla, empezó acelerar mis latidos, al ver que los minutos pasaban… mis pensamientos empezaron a llevarme por un torbellino de emociones.

Mientras en mis manos, un vaso de whisky, con dos cubos de hielo se diluían ligeramente, por el movimiento de mi ansiedad, que se acrecentaba cada vez más, en el interior de mi ser.

Un espejo, atrapaba mi imagen y me mostraba, esa inquietud que mi cara reflejaba,…de repente, oí una voz…era una bella mujer que hablaba, con el conserje, será ella, me pregunte?

Se acercó y fascinado por su presencia, me dijo discúlpame me retrase, en ese momento… sentí como un arco iris, se desprendía de ella y llegaba a mi corazón con luces de esperanzas, que con una suave brisa de fragancia, también cautivaba  el refugio de mi alma.

Nos dimos un beso, como dos amantes que habiendo cruzado las distancias, abrían las puertas de su vida, como lo hacen los pétalos de una flor al llegar la primavera.

Nos sentándonos en uno de los sillones y sin mediar palabras, oímos la voz del corazón que nos hablaba…nuestros brazos, como las alas de dos aves marinas se unían, para emprender juntos un vuelo de fe, hacia un nuevo horizonte.

Sus ojos en comunión con los míos, hipnotizaban nuestros sentidos con esa magia que invadía nuestros latidos

En un instante el alma, ilumino los portales de nuestro ser, para que los gladiadores de nuestro interior, encendieran con besos, la llama ardiente del amor.

Con la exaltación, a flor de piel, llegamos a la habitación, como dos navegantes que arribaban a una playa, llenos de ilusiones y fe para amarrar las barcas de nuestros cuerpos.

Dulcemente acaricie sus sienes y deslizando mis manos por su cabello en su boca encarcele mis labios

Y en la suave danza de nuestros besos,  el desvarío se desprendió  de la  cordura y en una suave pero intensa travesía emprendimos ese momento de la vida, buscando el rumbo de nuestro destino.

Su cuerpo y el mío al unísono vibraban, atravesando un mar bravío que había despertado, la pasión de nuestras esencias dormidas.

El canto de los latidos, exaltado por las fuerzas del amor, después de ingresar en los espacios que domina el silencio, arrió su agitada palpitación y en medio de melodías de suspiros, la pasión regreso al remanso del alma.

De pronto una luz invadió mis ojos, era la llegaba de otro día, mire mi entorno,  pero ella no estaba  y  fascinado, pude comprender que en el encanto de un sueño, mis sentimientos la habían encontrado.

Abrí las ventanas, respire las fragancias de mis flores y dándole las gracias a Dios por esa magia que tiene la vida, me fui a caminar por las orillas del mar para oír el canto de sus corceles blancos

Eduardo Nieto Mujica